Este periodo de encierro,
este viaje al interior,
nos está dejando ver
el poder de una canción.

Siempre habíamos oído:
“la música amansa a las fieras”,
tal vez porque nos relaja
adormeciendo a la bestia.

También nos trae optimismo
como ese “Resistiré”
que nos invita a ser fuertes
y en uno mismo creer.

Pero otras veces buscamos
algo de melancolía
y queremos recogernos
con íntimas melodías.

La suerte es que si buscamos
en el baúl de los discos
siempre encontramos alguno
para el estado preciso.

Cambia el viento y siempre hay
un ritmo que nos abriga,
acudimos y responde
igual que una fiel amiga.

Es tal vez porque en nosotros
hay muchos distintos yo,
cada uno, a su manera,
cree tener la razón.

Pequeñas guerras civiles,
constantes luchas internas,
que no sabemos leer
pero nos desasosiegan.

Y cuando una canción logra
ponerlos en sintonía,
de la cabeza a los pies,
consiguiendo la armonía

la unidad de tu interior
se vuelve a reestablecer
y tienes la sensación
de bienestar y placer.