Se acerca el tiempo de Adviento
y, como todos los años,
en el pórtico de la Iglesia
algo se está preparando.
Son de distintas edades,
son de distintas cuadrillas,
son de distintos equipos
y de distintas familias.
Mas con la misma ilusión
ésa que lleva irradiando
desde el tiempo en que cabía
en una caja de zapatos.
Pero era ilusión tan grande,
era una ilusión tan bella
que, al abrirla, se expandió
como la luz de una estrella.
La estrella que colocaron
sobre el cartón de la caja
que era el portal de Belén
con el ángel que la guarda.
Y que anuncia la esperanza
transmitiendo la noticia
haciendo todo lo posible
por contagiar alegría.
Como hacen nuestros muchachos
colocando caballetes,
mesas, tablas de madera
donde se ubicará el fuerte.
Luego irán a por el musgo
tras pasar por el cuartel,
luego habrá que colocarlo
con las casas de Belén.
El río y la lavandera,
el pastor con sus corderos,
la Familia en el portal
y los Reyes en camello.
Los niños van presenciando
las etapas del trabajo,
mientras algunos esperan
para que esté terminado.
Pero hay quien no se pierde
ni una fase del proceso,
quieren ver la evolución
porque la ilusión es eso.
La ilusión es algo vivo,
en cambio, en evolución,
en una caja de zapatos
llegó a caber la ilusión
Y, al abrirla, se expandió
como la luz de una estrella
y esa estrella está viniendo
a anunciar la buena nueva.
Dedicado con agradecimiento a la Comisión del Belén de la Parroquia de Lerín, la actual y todas sus predecesoras, recordando a mis queridos Satur Blasco y José Luis Ona y a la inolvidable Hermana Asunción que, como siempre, les dio ayuda incondicional.
Foto superior: Agustín Garnica
Foto inferior: Comisión del Belén