«Cuando la ilusión cabía en una caja de zapatos»

Se acerca el tiempo de Adviento
y, como todos los años,
en el pórtico de la Iglesia
algo se está preparando.

Son de distintas edades,
son de distintas cuadrillas,
son de distintos equipos
y de distintas familias.

Mas con la misma ilusión
ésa que lleva irradiando
desde el tiempo en que cabía
en una caja de zapatos.

Pero era ilusión tan grande,
era una ilusión tan bella
que, al abrirla, se expandió
como la luz de una estrella.

La estrella que colocaron
sobre el cartón de la caja
que era el portal de Belén
con el ángel que la guarda.

Y que anuncia la esperanza
transmitiendo la noticia
haciendo todo lo posible
por contagiar alegría.

Como hacen nuestros muchachos
colocando caballetes,
mesas, tablas de madera
donde se ubicará el fuerte.

Luego irán a por el musgo
tras pasar por el cuartel,
luego habrá que colocarlo
con las casas de Belén.

El río y la lavandera,
el pastor con sus corderos,
la Familia en el portal
y los Reyes en camello.

Los niños van presenciando
las etapas del trabajo,
mientras algunos esperan
para que esté terminado.

Pero hay quien no se pierde
ni una fase del proceso,
quieren ver la evolución
porque la ilusión es eso.

La ilusión es algo vivo,
en cambio, en evolución,
en una caja de zapatos
llegó a caber la ilusión

Y, al abrirla, se expandió
como la luz de una estrella
y esa estrella está viniendo
a anunciar la buena nueva.

Dedicado con agradecimiento a la Comisión del Belén de la Parroquia de Lerín, la actual y todas sus predecesoras, recordando a mis queridos Satur Blasco y José Luis Ona y a la inolvidable Hermana Asunción que, como siempre, les dio ayuda incondicional.

Foto superior: Agustín Garnica
Foto inferior: Comisión del Belén

«El cielo de mi Lerín»

Hay una jota navarra
que da música a estos versos:
“tiene los ojos azules
de tanto mirar al cielo”.

Si, quien inspiró la letra,
era alguien de mi Lerín
sus ojos tendrían brillo
como brilla el cielo aquí.

Pues mi pueblo es ‘pueblo starlight’,
centro del astroturismo,
porque aquí el cielo se expresa
como en ningún otro sitio.

Reconozco mi nostalgia
y también mi sufrimiento
al ver cómo mi Lerín
parecía perder peso.

La cabeza del Condado
que no desarrolló industria
y la población se ha ido
a Estella, a Madrid o a Austria.

Y a veces nos cuesta ver
qué hace especial a un pueblo
y a veces necesitamos
subir la mirada al cielo.

Olvidarnos del progreso
en estado material
y contemplar las estrellas
en estado espiritual.

Sociedad que hemos perdido
la conexión con el cielo
y hemos bajado los ojos
hasta el más mundano suelo.

Llega la noche y el cielo
se viste con su pijama,
de estrellas, de constelaciones
y la atención te reclama.

No esperes que haya una eclipse
para subir de tu suelo,
no esperes a San Lorenzo
para disfrutar del cielo.

Decía Antonio Machín:
“espérame en el cielo”,
espérame, “corazón,
si tú llegas primero”.

Pero, ¿para qué esperar?
Hay que vivir el presente,
y yo te espero en Lerín
sin esperar a la muerte.

Para enseñarte mi cielo
y tú me enseñes a mí
lo que a ti te expresa el cielo,
el cielo de mi Lerín.

Fotos: Fundación Starlight, Ayuntamiento de Lerín y Pablo Alonso (Facebook: Lerín Tierra Estrella)

«La gloria»

De casta le viene al galgo
y de casta le venía
a mi vecino Irigoyen
lo de la carnicería.
 
Ese templo de tocino,
de papada y de chistorra,
que después de merendarlos
te sentías en la gloria.
 
Los abuelos nos decían
que aquello era tan divino
que sólo sentaba bien
si se regaba con vino.
 
Seguro que el maridaje
no lo decían de coña
pero el mayor maridaje
fue el que tuvo con la Antonia.
 
Las manos de esa mujer
eran cosa de otro mundo
y degustabas la gloria
al masticar sus productos.
 
Ella ya alcanzó la gloria
y ahora la alcanzan sus hijos
siguiendo la tradición
con las recetas que hizo.
 
Infancia de la calle Yoldi
con un sabor de leyenda,
las cenas de huevo frito
con su chistorra rebuena
 
que desteñía su grasa
difuminada en aceite
tiñendo el borde del huevo
para causar el deleite
 
de la boca afortunada
con la barbilla aceitosa
que untaba el pan en la yema,
¡no existe mejor cosa!
 
Pero yo os digo, triperos,
que vendréis a la colina
para comprar la chistorra
que ha ganado la partida
 
no cometáis el error
de marcharos sin comprar
la joya de la corona,
ese salchichón cular,
 
que no ha ganado el concurso
porque no es una chistorra
y después ya me diréis
si no os sentís en la gloria.
Fotos: Carniceros Artesanos Irigoyen Martínez (en Facebook)

«19 de octubre»

La vida no sería vida
si no existiera la muerte,
como el dolor y la dicha,
la fortuna y la mala suerte.

Son opuestos pero son
las caras de una moneda,
aceptar una de las dos
requiere aceptar la opuesta.

Las dos van a convivir
mas siempre llega el momento
en que una prevalece
y la otra pierde peso.

Y esa convivencia, a veces,
más de las que nos gustaría
tiene lugar en el centro
de la esencia femenina.

Ese templo de pureza
donde se amamantan vidas,
ese manantial de amor
que no merma ni marchita

que con el tiempo es más fértil,
purifica y da la vida,
también sirve de vivero
de amenazantes semillas.

Será otro nuevo episodio
de convivencia de opuestos,
el amor y la amenaza,
la esperanza junto al miedo.

Sentirás tu desnudez
y el frío sobre tu cuerpo
pero déjate sentir
el calor que tienes dentro.

Esa fuente inagotable
de amor, ternura y consuelo,
de esperanza, paz y gloria,
ese anticipo del cielo

posee toda la fuerza
para hacer que pierda peso
después de caminar juntas
el mal y se vaya lejos.

Siente tu desnudez
no te resistas a ella,
pero vuelve a tu interior,
manantial de amor y fuerza.

«Su misión»

Azul es su sangre y su piel,
ésa que se transparenta
a la hora del relevo
saltando a la Romaleta.

Esa es su casa, su hogar,
su cabaña, su parcela,
es la tierra prometida
a la que siempre regresa.

Para cumplir su misión
que es la de estar disponible
por si en alguna ocasión
lo necesitara el míster.

Si, después de preparar
cada músculo de su cuerpo,
los huesos y los cartílagos,
los tendones y el cerebro

para servir a su equipo,
no lo estiman necesario
nunca se vuelve al banquillo
triste ni decepcionado.

Pues un día cogió el ego
y en los pinos lo enterró,
lo cubrió con musgo y pinocha
y olvidó la ubicación.

Él se vuelve satisfecho
y orgulloso de sí mismo
y se sienta en el banquillo
con los deberes cumplidos.

Se dejará la garganta
hasta que llegue el final
pues él tira de galones
a ambos lados de la cal.

Algún día su final
ha de llegar, bien seguro,
pero eso ahora no existe
pues no es real el futuro.

Y que nadie le recuerde
su edad ni le dé consejos
pues su reloj biológico
lo enterró junto a su ego.

A él tan sólo le importa
cumplir una nueva misión
de vivir otra temporada
como quiere su corazón.

Dedicado a Mikel Echevería «Txato»

Fotos: Mikel Echeverría (en Instagram)

«En conexión»

Buscó nuevos horizontes
en un entorno de Sol
y vino a encontrar la luz
que se hallaba en su interior.

Así es como conectó
con el orden natural
llegando a sentirse parte
de un gran plan universal.

Así es como conectó
con la energía más fuerte,
con las frases de los sabios
que ayudan a ser valiente.

Así es como conectó
con la gente de su equipo,
la energía colectiva
con que se ganan partidos.

Cuando buscan su remate
encuentran la conexión
con la confianza absoluta
con que golpea el balón.

Mas no se reduce a eso
la aportación de su fuerza,
cuando estás en conexión
la energía nunca cesa.

Y se transmuta en sonrisas,
en baile y celebración,
en enseñar lo aprendido
en sus vídeos y en su blog.

Porque su vida ahora es plena
desde que entró en conexión
con Blanca y el universo,
con la vida y el amor.

Dedicado a Lisa Jeanpierre

Fotos: CV Haris y Lisa Jeanpierre (en Facebook)

«Se vuelve látigo»

Llegó del otro hemisferio
donde es verano en Navidad,
donde es invierno en agosto
con la misión de ayudar.

Pone activos sus dos brazos
en servicio paralelo
para amortiguar la esfera
y levantarla hasta el cielo.

Y después su compañera
desata toda su fuerza
y hasta el hemisferio sur
siente el temblor de la Tierra.

Absoluta simetría
de brazo izquierdo y derecho
actuando al mismo tiempo
en sentido paralelo.

Alguna señal del cielo
manda una orden a Yael
que, en décimas de segundo,
escribe un nuevo papel.

Esta vez de asimetría,
un brazo para impulsar,
el otro se vuelve látigo
y golpea a su rival.

Estupor en las de enfrente,
la colisión contra el suelo
y los brazos de Yael
apuntan hacia los cielos.

Luego vuelven a la Tierra
para abrazar en la piña
los hemisferios se chocan,
puso el mundo patas arriba.

Dedicado a Yael Castiglione

Fotos: Yael Castiglione (en Twitter) y Jimena Fernández Gayoso (en Instagram)

«Fútbol visceral»

Ese fútbol que no entiende
tanto de esquema y pizarra,
teorías de ingenieros
y algoritmos de big data.

Ese fútbol pasional,
de los valores de antes,
de darlo todo en el campo
y buscar siempre el ataque.

El fútbol del corazón,
del instinto y de la raza,
de que “hoy entra porque sí”
y hasta que no entra no para.

Ese fútbol de leyenda,
de historias de los abuelos,
de dejarse hasta la piel
y, ante todo, echarle huevos.

Ese nunca va a morir,
yo lo veo y sigue vivo
y a menudo se encomiendan
pues sirve de revulsivo.

Impredecible del todo
porque brota del instinto,
dinamiza y rompe esquemas
y da la vuelta a partidos.

Y en mi equipo hay quien encarna
ese fútbol visceral,
salta el campo y deja roto
en un minuto al rival.

Dedicado a Cristian Sánchez “Txitxa”

Fotos: cedidas

«Cuento otoñal»

Tantas veces pasé a tu lado
y apenas reparé en ti,
tanto en ruido en la cabeza,
prisas de aquí para allí.

Apagué la radio interna
y me regalé el parar,
bucear dentro del viento
con ojos para contemplar.

Te vi vestido de fuego,
traje de cuento otoñal,
tonalidades diversas
que volverán a cambiar.

Y en esa muda de piel
has dibujado una alfombra
que contrasta con el verde
y que tiene vida propia.

Pues al andar sobre ella
sus piezas juegan conmigo
se pegan a mis pisadas
como caricias de amigo

que sé que vienen de ti
que ahora bailas con el viento
que hace menear tus hojas
mientras escucho tu aliento

Y lanzas hojas al suelo
cual serpentina de fiesta
porque un baile siempre es baile
aunque no suene la orquesta.

Pienso venir cada día
a ver el traje en tu cuerpo
y ver cómo te desnudas
de aquí a que llegue el invierno.

Ojalá que mucha gente
llegue a reparar en ti
y sepan ver la hermosura
que tanto me llamó a mí.

«El vóley no será lo mismo»

Muchos pensamos que ya
el vóley no será lo mismo
sin tu esfuerzo y tu sonrisa
y tu espíritu de equipo.

Sin tu respeto al rival,
tu templanza y tu armonía,
tu fe para levantar
cada balón que caía.

Tu delicadeza al mirar,
tu sencillez al hablar,
sin tu entrega, sin tus ganas
de lograr cada vez más.

Sin tu cariño a la grada
que devolvía en palmadas
y gritos de «líbero, líbero»
todo lo que tú le dabas.

El vóley no será lo mismo
que como era antes de ti
porque toda esa esencia tuya
quedará después de ti

porque has dejado tu huella,
porque has dejado tu fuerza,
tu cariño, tu sonrisa,
tu fe, armonía y destreza

y el vóley de tu país
es más sensible y humano
por todo lo que dejaste
allí por donde has jugado.

Apasionante camino
el que se abre ante tus pasos
que lo vas a crear tú
con tus aciertos y fallos.

Que en cada paso que des
halles siempre algo especial
y encuentres tanto cariño
como el que dejas atrás.

Dedicado a Laura Naranjo Martín
Fotos: Laura Naranjo Líbero (en Facebook)