Ese fútbol que no entiende
tanto de esquema y pizarra,
teorías de ingenieros
y algoritmos de big data.

Ese fútbol pasional,
de los valores de antes,
de darlo todo en el campo
y buscar siempre el ataque.

El fútbol del corazón,
del instinto y de la raza,
de que “hoy entra porque sí”
y hasta que no entra no para.

Ese fútbol de leyenda,
de historias de los abuelos,
de dejarse hasta la piel
y, ante todo, echarle huevos.

Ese nunca va a morir,
yo lo veo y sigue vivo
y a menudo se encomiendan
pues sirve de revulsivo.

Impredecible del todo
porque brota del instinto,
dinamiza y rompe esquemas
y da la vuelta a partidos.

Y en mi equipo hay quien encarna
ese fútbol visceral,
salta el campo y deja roto
en un minuto al rival.

Dedicado a Cristian Sánchez “Txitxa”

Fotos: cedidas