
Tantas veces pasé a tu lado
y apenas reparé en ti,
tanto en ruido en la cabeza,
prisas de aquí para allí.
Apagué la radio interna
y me regalé el parar,
bucear dentro del viento
con ojos para contemplar.
Te vi vestido de fuego,
traje de cuento otoñal,
tonalidades diversas
que volverán a cambiar.
Y en esa muda de piel
has dibujado una alfombra
que contrasta con el verde
y que tiene vida propia.
Pues al andar sobre ella
sus piezas juegan conmigo
se pegan a mis pisadas
como caricias de amigo
que sé que vienen de ti
que ahora bailas con el viento
que hace menear tus hojas
mientras escucho tu aliento
Y lanzas hojas al suelo
cual serpentina de fiesta
porque un baile siempre es baile
aunque no suene la orquesta.
Pienso venir cada día
a ver el traje en tu cuerpo
y ver cómo te desnudas
de aquí a que llegue el invierno.
Ojalá que mucha gente
llegue a reparar en ti
y sepan ver la hermosura
que tanto me llamó a mí.