Si cuando fuiste materia
no dejabas de enseñar
el valor de lo intangible,
patrimonio inmaterial,
los placeres de las letras,
arte en el comunicar,
paladear la lectura,
el lenguaje degustar.
Si cuando estabas aquí
no dejabas de inspirar
el valor de la escritura,
la fuerza para rimar,
plasmar en fino papel
nuestras ansias de grabar
lo que nuestra alma profunda
se ve capaz de expresar.
Ahora que eres todo alma
qué no podrás inspirar,
ahora que estás entre ángeles
qué no podrás ayudar.
Dejaré de ser materia
tan sólo por un momento
y buscaré tu legado
en las sonrisas del viento,
en la magia del lenguaje,
en el placer de rimar,
el amor de los mayores,
patrimonio inmaterial.
Si cuando eras materia
y empezabas a narrar
tus historias literarias
nos hacías elevar
ahora que estás en el cielo
qué no podrás inspirar
si entre rima y rima siento
que he dejado de pisar.

Dedicado a don Tomás Yerro Villanueva, eternamente agradecido.