Es un cóctel de palabras
y de ideas que combinan
con emociones ocultas
que reclaman amnistía.
Saboreas el poder
que posee lo pequeño
cuando unas pocas palabras
pueden sacar de su encierro
anhelos, sueños, deseos,
amor de seres queridos,
lugares que son emblema
y refugio de uno mismo.
Es un juego en el que el ritmo
se mezcla con las metáforas
y va entrando en armonía
lo de antes con lo de ahora.
Y no sólo sientes gozo
al ver cómo todo rima
pues el regalo mayor
viene después de tu firma
cuando llega quien lo lee
y se deja penetrar
por la métrica y la rima
y por todo lo demás.
Sigue así tomando vida
al encarnarse en aquél
en cuya alma algo despierta
ese trozo de papel.
Y así rimas con amigos,
rimas con desconocidos
y el corazón de esos seres
también rimará contigo.
Qué grande es la poesía
que ha venido a darme fuerza
en un momento en que todo
se ha puesto contra las cuerdas.
Y ha venido a recordarme
la gente con la que rimo,
esa por la que merece
la pena seguir muy vivo.