Con carpeta bajo el brazo
se presentan por sorpresa,
son los técnicos en riesgos
laborales de tu empresa.
En menos de dos minutos
te ponen patas arriba
la forma de trabajar
que has tenido de por vida.
Tu manera de sentarte,
la altura de la pantalla,
la distancia entre la silla
y la mesa en que trabajas.
Pausas para levantarte
o para dar un paseo,
date cuenta que tu espalda
no es de cemento o de hierro.
Te da la mano y tú piensas:
“él se va como si nada”
pero la inseguridad
ésa la deja en tu sala.
Cambias cuatrocientas veces
el teclado y la pantalla
y te compras un atril
para no dañar tu espalda.
Y hay noches en las que sueñas
que te vuelve a visitar
y que algo de lo que dijo
preferiste no cambiar.
Y te despiertas de golpe,
recuperas el consuelo
cuando ves que todo aquello
ha sido tan solo un sueño.
Me acuerdo mucho estos días
de ese ser seguro y firme
que lo tiene todo claro
y tan rotundo lo dice.
Y pienso en por qué no viene
y me explica cómo hacer
mi trabajo desde casa
sin pausas para comer.
Tal vez no he cogido el virus
mas cogí la solitaria
pues los almuerzos de siempre
me dejan como si nada.
Riesgos del teletrabajo,
el mayor la obesidad,
que me envíen al experto
y calme mi hambre voraz.