No disfrutamos del sol
en el campo y en la playa,
nuestros planes no se tuercen
por tormentas desatadas.
Y aún así sigo mirando
el tiempo que vaticinan
esperando ver los rayos
de sol el próximo día.
Aunque no afecte a los planes
el sol llena de alegría,
el cielo gris es tristeza,
la lluvia melancolía.
Se ve que el sol ilumina
nuestro exterior e interior,
la energía sostenible
que da fuerza al corazón.
Tal vez en los días grises
es momento de pensar
que el sol también ha salido,
que en algún lugar está.
Igual que con un amigo,
que un día viene a vernos,
otro día la visita
nosotros le devolvemos.
Esa esfera es nuestra amiga,
en los días soleados
abandona su morada
para estar a nuestro lado.
Y en los días más oscuros
hemos de ir a visitarla,
partir desde el corazón
hasta lograr encontrarla.
Habla con tu corazón,
él que tiene sintonía
con la esfera luminosa,
es posible que te diga
donde puedes encontrarla
adónde tienes que ir
a encontrarte con el sol
cuando no puedes salir.