Si en una noche de insomnio
un ataque de locura
despertara en mí el deseo
de querer robar la luna
no tengo ninguna duda
de que el singular favor
se lo pediría a Mame
que es quien lo haría mejor.
Camuflada entre la noche
con el máximo sigilo
aguardaría un momento
de despiste colectivo
y asaltaría la esfera
como hace con el balón
en un solo movimiento
con su salto tan veloz.
Y su larguísimo brazo
con su palma contundente
lanzaría de un golpeo
la luna a suelo terrestre.
Lo celebraría con ella
como celebra sus puntos
estirando brazo y pierna
y lanzando un grito al mundo.
Dedicado a Mame Diouf