Es la versión voleibol
de los molinos de viento
que parecieron gigantes
al hidalgo aventurero.
Tan alta que roza el cielo
y con dos brazos tan largos
que, cuando los pone en órbita
y ejecuta sus zarpazos,
no hay reo sobre la pista
que pueda salir ileso
de la justicia que ejerce
en remate y en bloqueo.
¿Qué pensaría el hidalgo
si en un lugar de la pista
se enfrentase a Ana Correa
como rival deportista?