Haris llega a veinticuatro,
ya está acariciando el set
pero en el punto siguiente
no logra cruzar la red.

La renta aún es suculenta
sólo un cruel maleficio
evitaría que logre
incrementar su dominio.

Mas sigue perdiendo puntos
y ni con un tiempo muerto
consigue truncar la racha
que lleva el equipo opuesto.

Y vuelven a caer puntos,
el peligro ya es real,
David se acerca a Marisa
y le da en mano un dorsal.

Entonces entran en pista
sus descomunales brazos
y en un solo movimiento
hacen el sueño pedazos.

Antítesis del Ratón Pérez,
enemiga de Peter Pan,
siempre devuelve a las otras
a la dura realidad.

(Dedicado a Marisa Fernández)