Es un duelo que se libra
en espacio limitado,
es un juego que consiste
en cazar o ser cazado.
Salen de su madriguera
y se entregan a su instinto,
arriesgan en cada acción
sin descuidar su cobijo.
Y destaca uno entre todos
porque es más veloz su olfato
que las piernas de todos los que
se enfrentaron con su gancho.
El golpe con el que tumba
a todos sus adversarios,
cuando se encarama al cielo
y, desde lo más alto,
lanza una piedra que cae
con velocidad creciente,
que golpea en lo más bajo
y se pierde para siempre.
(Dedicado a Aimar Olaizola)