Un ejército de hormigas
se estaba compenetrando,
combinaban estrategias
para seguir avanzando.
Pero una tela de araña
les impedía seguir
y, si entraban, las arañas
se darían un festín.
Mas la hormiga de Sant Joan
tensó sus tizonas patas,
convirtióse en una abeja
y atacó la telaraña.
Atravesola de un golpe,
todas pudieron cruzar
y al pasar organizaron
celebrar su Carnaval.