maira-westergaardEn la capital del Rioja
los aplausos de la gente
son los que riegan sus venas
y su corazón caliente.

Por eso pide más grados
para que suba el calor
en el momento en que alguien
vuelve a dar vida al balón.

Y, cuando llega su saque,
hasta los viñedos tiemblan
cuando mira a la pelota,
corre, salta y la golpea.

(Dedicado a Maira Westergaard)
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