Ignacio Zoco

Al ver posando en las fotos
su planta tan agraciada
y tras leer su historial
imaginaba sin dudar
que fue jugador elegante,
con clase, de calidad.

Mas me cuentan que al correr
era un hombre desgarbado,
no destacaba al crear
sino al interceptar
allí por donde estuviera
cada balón del rival.

También era corto de vista
y, si no veía bien,
tal vez él podía oler
los balones de badana
pues nunca se le pasaba
la pelota tras sus pies.

También cuentan que corría
el campo sin escatimar
ni una gota de sudor
y apoyando en el ataque
se presentaba al remate
y a veces marcaba gol.

Tal vez no lo imaginaba
como era en realidad,
pero no me pueden contar
lo que yo si hubiera visto
sentiría de verdad,
así seguiré disfrutando
de verle en sus fotos posando
y en mi mundo imaginando
que vuelve de nuevo a jugar.

Poema publicado en «Color Sangre», dedicado a Ignacio Zoco. DEP