Por fin terminó el partido
en el que jugabas solo
tú contra la incertidumbre,
la rabia y el abandono.
Pero supiste jugar,
recuperando balones,
pasándotela a ti mismo
y marcando buenos goles.
Ahora llevas un número
y todos te ven jugar,
otros esperan tus centros
para poder rematar.
(Dedicado a Cristian Lobato)