
Suena la gaita gallega
y, aunque no esté muy afinada,
me quiero morir del miedo,
es final a todo o nada.
Un rechace y un rebote,
saque de banda a favor,
la grada ya lo celebra,
no tiene prisa el balón.
El trencilla da la espalda
al balón y al jugador
señalando la salida,
me funciona el corazón.
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