La pelota está caliente,
azul y rojo en la cancha,
el público espera verte
donde nadie lo esperaba.
Vuelve a brotar tu sudor,
tu fuerza descomunal
para maltratar el frontis
y las manos del rival.
Y, aguardando el dos-paredes,
golpe largo o la dejada,
tú la sigues colocando
donde nadie lo esperaba.
(Dedicado a Mikel Goñi)